viernes, 17 de diciembre de 2010

El perdedor


Era su tercera pelea en peso mosca o como se le llame, solo quería el triunfo, aquel triunfo que le era esquivo hacia dos peleas atrás en menos de una semana.

Él me decía
-sabes algo napolitano si solo gano una pelea alguna noche me sentiré tranquilo conmigo mismo y con mi vida, solo levantar los puños al final de la pelea, solo deseo eso.
Quizás nadie le había dicho que el destino tiene sus favoritos aunque a veces se le puede torcer el brazo y sacar un as bajo la manga y ganarle el partido, pero esas eran cosas que no quería escuchar,  tan solo quería la victoria.
Había vivido con sus abuelos toda su vida hasta que un día sin más se quedo solo con sus mañanas, tardes y noches, sin nadie que se preocupara por él.

Estaba ahí otra vez otra mañana frente a la bolsa de arena entrenando duro y parejo, el sudor le llenaba el rostro y sus pies se movían tan agiles como alas de palomas cuando alzan vuelo, quien lo vería diría que ganaría esa pelea.

Los chicos lo contemplaban y entre ellos se decían,
-ahí está otra vez el perdedor
-debería de estar acomodando cajas en el almacén de jhon o quizás ayudando a los chicos que se escapan de la escuela por las tardes.

Pero él no les hacía caso era como si aparte de tener vendadas las manos también tuviese vendado los oídos.

Le dije oye chico ya es tarde anda ve a comer algo así descansas y vuelves con más energía, pero él solo miraba a su frente la bolsa de arena y sus puños de acero e imaginaba la gloria.

Una noche antes de la gran pelea me dijo, mira napolitano si mañana gano nunca más me veras por acá, me iré lejos,  tan lejos que me olvidare el camino de regreso, no te preocupes  tendrás noticias mías tarde o temprano, pero eso si napolitano no le digas a nadie donde viví ni que me marche lejos, si preguntan solo diles que nunca me conociste tan solo fui uno más que paso por este lugar.

Yo sabía que nadie preguntaría por él, vivió sólo buen tiempo y los chicos del local sabían que no era mucho de hacer amistad, solo algo se me cruzo por la cabeza pero quizá estaba errado.

El chico lo dio todo como un buen guerrero, sudo, peleo, sangro, grito, todo, incluso los mas avezados de la materia decían que había sido la mejor pelea por años, y si, lo vi y mis ojos no negarían lo que vieron, el chico tirado en la lona casi muerto con la sonrisa partida y la mirada quebrada, lo habían dejado como un león herido, apenas se podía levantar, me miro y me dijo he ganado y tu eres parte de mi gloria, no supe que decirle a veces las palabras se vuelven vacías  en momentos como este, lo tome del brazo y le dije, chico vamos a casa a sido una larga noche mirandome fijamente me respondió no! porque gane y como sabes me iré lejos hasta olvidarme quien fui.

Eche llave a la puerta y lo atranque con un pedazo de madera vieja por seguridad, al entrar vi pegada en la bolsa de arena un sobre carta, sobre él las huellas de un puño y huellas de sudor, mire dentro y solo encontré billete tras billete tantos que la noche quedaría corta para contarlos, divise dentro y decía:

-Sabes napolitano acabo de hacer la mejor pelea de mi vida, todo esto es por la pelea que di, pues si es como supones, a todos les vendieron la idea que ganaría pero no fue así, necesitaba pagarte y pagaron el precio quizá mañana sepan ya todos lo sucedido pero ya sabes no les digas a nadie donde viví ni a donde fui, lo del sobre tómalo es por los favores recibidos  porque yo no lo quiero ni tocar, sabes algo yo siempre seré un perdedor pero nunca un vendido.

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